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FRACTURA POR ESTRÉS TIBIAL: Causas y tratamiento

Las fracturas de tibia por estrés o también llamadas por fatiga, son frecuentes en corredores, debido a los reiterados episodios de carga.

Para que te ubiques anatómicamente, vale decir que la tibia es el hueso largo de la pierna que se encuentra debajo de la rodilla (entre tus pies y tus muslos).

Debido a su ubicación y función, la tibia soporta una gran carga y en el caso de las fracturas por estrés son lesiones dolorosas e incapacitantes, y su principal problema radica en el retardo del diagnóstico, ya que en un primer momento son confundidas con lesiones músculo ligamentosas.

Cuáles son las causas de las fracturas por estrés tibial

Mientras corres, la tibia sufre fuerzas de compresión (con cada zancada). Además, varios músculos se insertan en la tibia, de modo que cuando se contraen, una fuerza de tracción se ejerce sobre el hueso. Cuando estas fuerzas son excesivas o demasiado repetitivas, y más allá de lo que el hueso puede soportar, puede ocurrir gradualmente daño óseo.

Básicamente, la causa de esta patología es fundamentalmente por sobreuso. Las cargas que se presentan a tus huesos, es superior a lo que pueden soportar y el proceso de remodelado óseo no alcanza.

Vale decir que, el remodelado óseo es un proceso continuo que se produce en nuestros huesos, por el cual se reemplaza el hueso viejo por hueso nuevo en su mismo sitio anatómico.

Sin embargo, no todos los corredores sufren de fracturas por estrés y por ello es importante destacar algunos factores predisponentes o de riesgo para esta patología:

  • Alteraciones en el eje del retropie.
  • Calzado inapropiado.
  • Terreno duro.
  • Dismetrías.
  • Desordenes hormonales.
  • Alteraciones biomecánicas.
  • Aumento excesivo en la frecuencia y /o tiempo de entrenos.

Como sé si he sufrido una fractura tibial por estrés

Aunque quienes padecen esta lesión no se dan cuenta, lo cierto es que los daños que la generan se producen a lo largo del tiempo  y algunos síntomas pueden anunciar el desenlace de una fractura.

Los primeros síntomas de una fractura por estrés aparecen con signos de inflamación local, y con un dolor insidioso, leve, en la cara anterior del tobillo, que habitualmente desaparece en su inicio, con el reposo y la aplicación de frío local o la toma de antiinflamatorios orales.

En estas primeras fases, muchos corredores confunden a una fractura por estrés con la periostitis tibial. 

Después de esta fase, en la que el dolor desaparece con tratamientos conservadores, el dolor se torna cada vez más continuo y su intensidad aumenta, hasta el punto de incapacitar para la carrera.

El buen diagnóstico de esta lesión significará una gran diferencia para un corredor. Continuar exigiéndote sin saber que la padeces, te llevará a agravar el daño óseo e incrementando la cantidad de tiempo que deberás estar fuera de las pistas.

Por otro lado, el diagnóstico oportuno de una fractura por estrés te puede ayudar a detener los daños y permitir a tu cuerpo una rápida recuperación.

Sin dudas, en esta patología juega un especial papel la destreza del profesional médico que atienda al corredor, para que pueda sospechar la aparición de fractura y no retrasar el inicio de tratamiento.

Para diagnosticar la fractura por estrés tibial, se usan técnicas radiológicas como la radiografía simple, aunque esta en ocasiones no muestra la lesión inicialmente, sino hasta la segunda o tercera semana. La RMN o la ganmagrafía ósea son las técnicas más sensibles para el diagnóstico inicial de esta patología.

Si bien la asistencia profesional es vital para el diagnóstico, es muy importante que los corredores conozcan esta lesión y sus síntomas para saber cuando asistir a buscar su ayuda.

Qué hacer ante una fractura por estrés tibial: Cuál es el mejor tratamiento

El tratamiento comienza con el irremediable reposo  (no deberás correr ni realizar actividades de impacto) durante 4-6 semanas (aunque depende de la gravedad de la fractura y de la opinión del profesional médico tratante).

La inmovilización debería ser  lo más funcional posible, para evitar la atrofia muscular y la pérdida de la forma física.

Se continúa por corregir los desequilibrios o las alteraciones que ha provocado la lesión, para seguir con la readaptación al deporte. Este se hará primero en descarga,y luego en carga controlada en piscina. Los ejercicios adecuados para la reincorporación, los debe pautar un readaptador físico.

Mientras te recuperas, tu médico será quien pueda indicarte cuando comenzar con actividades de entrenamiento cruzado de bajo impacto. Actividades como el aquarunning, son una alternativa válida (siempre que tu médico te dé su aprobación) en las primeras semanas. 

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Referencias usadas en Fractura por estrés tibial

AUTOR: Myriam Martínez Rebollo, fisioterapeuta, podóloga, experta en biomecánica del triatlón , Directora de Biomecanica Martínez y triatleta de larga distancia.

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