La medicina es una de las ramas de la ciencia que, a pesar de las limitaciones que siguen existiendo, más ha evolucionado durante las últimas décadas.
Algo que se ha visto traducido en un considerable aumento de la esperanza de vida. Es decir, convivimos más tiempo con enfermedades crónicas, pero también vivimos mucho más.
No en vano, la existencia de múltiples tratamientos hace que afrontar el dolor o los síntomas de infinidad de enfermedades resulte mucho más llevadero.
En esta ocasión, y partiendo siempre de la opinión de expertos médicos, vamos a abordar el tema de las infiltraciones de una forma clara y sencilla que evite siempre tecnicismos y vocabulario médico. Tratando, por el camino, como afecta, tanto positiva como negativamente, a nuestra propia salud.
¿Qué es una infiltración?
La primera cuestión a abordar en este artículo parece más que evidente. ¿Qué es eso de las infiltraciones?
Podríamos definir la infiltración como un proceso médico en el que se administra al paciente algún tipo de sustancia, habitualmente anestésica y/o corticoide, en la parte del cuerpo a tratar y en los alrededores de los tejidos.
¿El motivo? Reducir o incluso eliminar inflamaciones y, por consiguiente, el dolor que conllevan. Dicho lo cual, y no creo que haya dudas al respecto, se trata de una técnica que solo pueden realizar especialistas médicos.
Por lo que nunca está demás contar con un seguro de salud con amplias coberturas al que, si ese llega a ser el caso, poder acudir para recibir este tipo de tratamientos.
¿Para qué se usan?
Pese a sus múltiples usos, las infiltraciones suelen usarse para tratar patologías que van desde inflamaciones en articulaciones (habitualmente en hombros y rodillas), hasta roturas musculares o artrosis.
Por si fuera poco, se trata de un procedimiento estandarizado y bastante habitual a nivel sanitario.
Ventajas
Como os podéis imaginar, el tratamiento con infiltraciones cuenta con multitud de beneficios para nuestro organismo. A continuación, os enumeramos algunos de los más destacados:
- Nos encontramos ante una técnica realmente sencilla y muy poco invasiva para el paciente
- Elimina el dolor y disminuye la inflamación de las zonas afectadas de forma casi instantánea. Algo que en situaciones de molestias extremas o constantes es de agradecer
- No se trata de un tratamiento doloroso ni que requiera posoperatorio o recuperación alguna
Desventajas
No obstante, como con cualquier tratamiento médico que se precie, no todo son ventajas. No en vano, son varias las contraindicaciones y desventajas existentes en el proceso de infiltración. Y también os las vamos a enumerar a pie de párrafo:
- Se trata de una técnica NO curativa. Lo que hace es mitigar el dolor y reducir inflamaciones. Siendo un complemento de la fisioterapia
- Existe cierto riesgo de infección
- Los efectos secundarios de las sustancias (corticoides) inyectadas. Destacando el debilitamiento de los tendones o el aumento del riesgo de osteoporosis
- Tratamiento contraindicado en caso de sufrir problemas de coagulación, alergia al fármaco, artritis, infección, fracturas, diabetes, hipertensión y otras sintomatologías que deberéis consultar siempre con vuestro especialista médico